25 de noviembre de 2009

El hombre inquieto - Henning Mankell



Que quede claro que soy una fan absoluta de Mankell, tanto de la serie de Wallander, que termina con este libro, como de los supuestamente juveniles ("El secreto del fuego", "El perro que corría hacia una estrella") y el resto de sus novelas (especialmente "Comedia infantil", que me resultó durísima pero estupenda).

Y esta novela, "El hombre inquieto" me ha enganchado una barbaridad, con una trama que transcurre casi antesdeayer pero se retrotrae a la época de la guerra fría. Lisa, la hija de Wallander, tiene una hija y se casa. Su suegro desaparece un buen día sin motivo aparente y el inspector, a pesar de no estar en el equipo de investigación, hace algunos descubrimientos gracias a su relación con el desaparecido, que le retrotraen hasta la época de la guerra fría. Y te vas metiendo y metiendo en la historia, haciendo tus propias cábalas, intentando adelatarte a él en sus investigaciones, y cuando te quieres dar cuenta, el libro se ha terminado. Lo único que me ha decepcionado, tal vez, es que resuelva el fin de la serie con dos párrafos, en apenas seis renglones, que aunque ya venían anunciándose en el resto de la novela, son demasiado bruscos. Da la sensación de que Mankell tenía ganas de cargarse definitivamente a Wallander. Y que conste que no descubro nada, porque al menos en el libro que me compré había una banda alrededor que dejaba bien claro que era el último libro de la serie.

Me llama la atención especialmente la relación padre-hija, esa relación tan tensa, tan de personas iguales, en el sentido de que los polos iguales se repelen, que se suaviza en muchas ocasiones solamente gracias a esa nieta sin nombre, que es otra cosa que me choca. El registro civil en Suecia debe funcionar de forma totalmente distinta que en España, porque aquí es impensable que haya una niña sin nombre durante meses, tienes que inscribirla en el plazo de ocho días desde el de su nacimiento, y esa inscripción incluye obligatoriamente el nombre.

En definitiva, me ha gustado muchísimo, me he quedado con ganas de más Wallander, y sólo confío en que Mankell continúe con la saga, ya que Linda también es policía.

19 de noviembre de 2009

Atando cabos. E. Annie Proulx



Compré este libro de segunda mano en un mercadillo de mi pueblo, simplemente porque me gustó lo que contaba la contraportada. No sabía nada de la autora, ni había leído nada de ella antes. Después, buceando por San Google, leo que es la escritora de la novela en la que se basó la peli "Brokeback mountain", que no acabé de ver porque me pareció una pesadez, y que "Atando cabos" recibió el premio Pullitzer en el año 2004 . Teniendo en cuenta que hasta "La carretera" de Cormac McCarthy no había sido consciente de haber leído ningún premio Pullitzer, pues ya es mucha casualidad.

Esta novela está protagonizada por Quoyle, un tipo raro, casado con una mujer que le engaña desde el primer día, con la que tiene dos hijas. Su mujer muere en un accidente de coche y él, junto a su tía, a la que hasta el momento del accidente no conocía, decide trasladarse a Terranova, la tierra de sus antepasados. Allí consigue un trabajo como periodista y amigos, de los que carecía en Nueva York. Así las cosas, parece asentarse con sus hijas, su tía y una vida al fin encarrilada.

Pero cuesta adentrarse en el libro, se hace lento y espeso a veces, y cuando se va animando, acaba con un final pasteloso y azucarado que no le pega absolutamente nada al resto de la novela. Vamos, que cuando me quedaban diez páginas, estaba deseando acabar para empezar a leer otra cosa, que se me estaba haciendo eterno.

7 de noviembre de 2009

La carretera. Cormac McCarthy



"La carretera" fue galardonada con el premio Pulitzer en el año 2007. No sé si esto es muy significativo porque, leyendo la lista de premios Pulitzer de novela desde que fueron creados, encuentro pocos autores conocidos y pocas novelas traducidas al castellano (para el que quiera curiosear: Premios Pulitzer de novela). Tampoco Cormac McCarthy me sonaba de nada (aunque curioseando, me entero de que también escribió "No es país para viejos", en la que se basaron los hermanos Coen para su película), y si me he leído este libro es por recomendación de mi cuñada.
Esta es una novela apocalíptica, que transcurre en una zona -que parece ser Estados Unidos- completamente devastada aparentemente por un desastre nuclear, protagonizada por un hombre y su hijo, de los que no sabemos los nombres, que caminan y caminan por las carreteras buscando el sur y una esperanza de encontrar algo más que ceniza y muerte en algún sitio.
Al principio es un tanto angustioso, el hambre, el frío, el temor a las bandas de caníbales... hay un párrafo que me espeluznó especialmente:
    "... Este es mi niño, dijo. Le limpio el pelo de sesos de un muerto. Es mi trabajo. Luego lo envolvió en la manta y lo llevó junto al fuego".
Pero a partir de ahí, me parece que la novela es una especie de montaña rusa con picos de hambre y dolor y picos de suerte tremenda, encontrando comida en abundancia, que se repiten en varias ocasiones, y que hace que la angustia sea menor porque sabes que encontrarán comida más adelante, seguro.
Por otro lado me pregunto para qué tanto andar, a dónde quiere ir a parar este hombre con su hijo si no parece haber esperanzas, de dónde saca el niño su bondad si es algo que no ha vivido porque desde que nació esto es lo que hay, y están en tal situación que el ayudar a otros dándoles algo de tu comida puede implicar que te roben todo lo que tengas o que te mueras tú de inanición.
En fin, que a mí, estos rollos apocalípticos, me dejan un poco fría. Por cierto, al traductor, Luis Murillo Fort, alguien debería decirle que el verbo "desandar" se conjuga como "andar" y por tanto, no se dice "desandaron" sino "desanduvieron". Lo repite en, al menos, dos ocasiones.

5 de noviembre de 2009

El sol



Llevamos un par de días de frío por aquí y ya se echa de menos el calorcito, no vestir tanto a los críos y salir a la calle sin ir forrados. El cambio de hora nos ha acortado las tardes de parque al sol y pasamos más rato en casa. Y se echa de menos el tirarse a la calle y que jueguen sin temor a que se constipen (tal y como está el mundo de preocupado por la gripe A), que puedan tirarse al suelo sin que se les congelen sus culillos.
La foto la tomé en casa de mi hermana Rosa, una tarde de octubre. Mis hijas estuvieron todo el día medio desnudas, hacía mucho calor y un sol espléndido y calentito. El que ahora echo de menos.

4 de noviembre de 2009

La playa de los ahogados. Domingo Villar



Pues otra novela policíaca, que últimamente he leído bastantes. Protagonizada por el inspector Leo Caldas, gallego de pura cepa y fumador empedernido, y por su ayudante, Estévez, aragonés (e incapaz de entender ese modo gallego de responder a todo con otra pregunta) y brutico brutico. Es la segunda novela de Domingo Villar, la primera de la serie "Ojos de agua" no la he leído, para variar (no sé cómo lo hago para empezar siempre las series por donde no son).
La acción transcurre en Panxón, donde un marinero aparece muerto en la playa con las manos atadas. Parece un suicidio, ya que el marinero era un ex-drogadicto taciturno y poco hablador, pero la autopsia confirma la imposibilidad de que el hombre se atara a sí mismo las manos. La investigación les lleva de los antiguos compañeros del marinero hasta el naufragio de otro barco diez años atrás, en extrañas circunstancias. La madeja se va enredando mientras el inspector fuma y fuma, se marea en los coches, bebe vino blanco y soporta como puede el programa de radio semanal en el que colabora y a su compañero, un poco tendente a la violencia como modo de conseguir las cosas.
Hay momentos en que crees saber más que Caldas y conocer quién es el asesino, pero una cosa te lleva a otra y descubres tu equivocación (o la mía, que vete a saber si a otros no les parece evidente la autoría del asesinato). Y hay momentos en que te partes con ese pobre ayudante desesperándose por la forma de responder de los gallegos.
La recomiendo. Me ha gustado mucho, mucho.