24 de enero de 2014

El despertar de la señorita Prim - Natalia Sanmartín Fenollera


La señorita Prim es una mujer "intensamente titulada", a pesar de lo cual se presenta como candidata a un puesto de trabajo de bibliotecaria en la que se pide exactamente lo contrario. Y se queda con el puesto. El trabajo consiste en poner orden en la biblioteca del "hombre del sillón", que será su jefe. El hombre del sillón se ha hecho cargo de sus sobrinos tras la muerte de la madre de éstos y les educa de forma extraña. Pronto la señorita Prim se dará cuenta de que no es lo único extraño en esa casa y en San Ireneo de Arnois. Los niños tienen conocimientos impensables en niños de su edad, su jefe es un tipo extraño, hay un monje pululando por la zona y el club feminista del pueblo es un tanto singular. 

Me resulta curioso en esta novela el hecho de que a ratos parecen vivir en la época de Jane Austen, es todo muy decimonónico en la actitud de Prudencia Prim, y sin embargo se hacen referencias a métodos informáticos que dejan clara la época de la que se trata. La señorita Prim es toda ella "anticuada". Su forma de ver la vida es estricta, estrecha, no sé, cuadriculada. Y el despertar al que hace referencia el título bien podría deberse a su apertura mental en ciertos aspectos de su vida. 

San Ireneo de Arnois es un lugar envidiable para vivir, donde la vida personal de cada uno es lo que realmente importa. Es un pueblo sacado del "movimiento slow". 

Y sin embargo, aunque me la he leído de cabo a rabo, aunque a ratos me ha divertido y en otros intrigado, no me ha acabado de convencer. El rollo religioso que tiene de trasfondo, lo fácilmente que Prudencia sucumbe a la idea de que le busquen marido... no sé, no me acaba de emocionar. 

8 de enero de 2014

El héroe discreto - Mario Vargas Llosa


"El héroe discreto" me ha costado. Aunque las historias me enganchaban, me ha parecido lento, un poco cansino. Con Vargas Llosa tengo una relación amor-odio. Me gustó muchísimo "La fiesta del chivo", "La tía Julia y el escribidor" o "Pantaleón y las visitadoras", pero por ejemplo, "Travesuras de una niña mala" me pareció un peñascazo, y "Lituma en los Andes" o "Historia de Mayta" no me dijeron nada. 

Y este "El héroe discreto" lo he leído más por cabezonería que por otra cosa. Cuenta dos historias paralelas: la de Felícito Yanaqué, un empresario modesto de Piura, y la de Ismael Carrera, un empresario de éxito de Lima, aunque en realidad esta parte de la historia es mucho más de Rigoberto, Lucrecia y Fonchito que de Ismael.

Felícito es el dueño de una empresa de transporte en Piura, tiene dos hijos, Miguel y Tiburcio, una mujer que es un mueble más de la casa y una amante discreta llamada Mabel a la que mantiene. Es un hombre íntegro y honrado a carta cabal que, al recibir una carta anónima intentando cobrarle coimas, se indigna tanto que pone un anuncio en el periódico diciéndole a los mafiosos que no pensaba pagar nada. Denuncia el hecho ante la policía, que poco menos que pasa de él. Y todo parece volver a su cauce hasta que le incendian una parte de la empresa y, posteriormente, secuestran a su amante.

Ismael es un empresario de éxito que tiene dos hijos mellizos que son unos cabrones. Ismael decide casarse con su asistenta en secreto y los hijos arremeten contra los testigos de esa boda (Rigoberto y Néstor, el chófer de Ismael) mientras su padre está de luna de miel por Europa. 

Paralelamente, el hijo de Rigoberto sufre las apariciones de un tal Edilberto Torres, que en un momento dado parece ser el diablo en persona y hace que Rigoberto dude de la veracidad de lo que su hijo le cuenta. 

Casi al final, las historias de Felícito e Ismael se entrecruzan. Y el desenlace de la historia de Edilberto Torres es una burla al lector. 

Desde luego, no es por libros como éste por lo que le han dado el Nobel de Literatura a Vargas Llosa. Me ha resultado pesado, falto de garra. Me lo podía haber ahorrado, vamos.