27 de junio de 2014

Crímenes exquisitos - Vicente Garrido y Nieves Abarca


Ni idea de cómo he llegado a esta estupenda novela negra. Pero me alegro infinito de haber llegado hasta ella. En mi ebook, más de 1800 páginas que se devoran una tras otra sin poder parar. Leía a todas horas, en todo momento. Aunque supiera que sólo iba a poder leer dos párrafos. Me he quedado sin uñas.

Crímenes exquisitos comienza con el hallazgo en Inglaterra del cadáver de Patricia Janz decapitado y continúa con el secuestro y posterior asesinato de una chavala, Lidia Naveira, en Coruña. La forma en que el asesino escenifica la muerte de Lidia, calcada al cuadro "Ofelia" de Millais con una atención al detalle asombrosa.


La inspectora Valentina Negro es la encargada de la investigación. Es una mujer de armas tomar, eficiente, dura, lista, rápida, una protagonista femenina de la que enorgullecerse. Pero es que todos los personajes están muy bien definidos, son redondos: Valentina contacta con el criminólogo Javier Sanjuán que a su vez es el ex-marido de Raquel, abogada trepa de Mendiluce, un ricachón sin escrúpulos, que tiene a sus órdenes a un hijoputa de nombre Sebastián Delgado, que a su vez está liado con Raquel; además está el fotógrafo Javier Anido, que consigue fotos de la escena del crimen con las que su medio novia Lúa Castro, periodista, trata de obtener información del crimen de Valentina; Anido vuela a Londres al conocer la muerte de Patricia meses atrás, de la que era pareja en sesiones de sado, y contacta a su vez con Sue, que es  quien organiza dichas sesiones, en una de las cuales conoce a Floria, que ha sido marcada por el asesino para morir...

La trama londinense produce vértigo. No puedes parar de leer, no puedes dejar de comerte las uñas, está todo perfectamente cronometrado y milimetrado. La trama coruñesa tiene partes en las que parece que se vuelve atrás, no sé si fue despiste mío o realmente es así. En cualquier caso, toda la novela es un no parar. A ratos, la crueldad de los asesinatos, la maldad que destila la forma de matar del asesino, te hace sentir un peso en el pecho, una angustia tremenda ante el sufrimiento al que somete a las asesinadas. 

Yo creo que desde "La mujer que arañaba las paredes" no había tenido esa urgencia de leer, sin parar, en cada momento. Desde luego, si te gusta la novela negra, ésta no tienes que dejarla pasar. 

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