La novela en la que se basa la película homónima, protagonizada por Harrison Ford (mmmmm...) y Kelly Mc Gillis no se separa un milímetro apenas de la película. Y digo apenas porque yo, que he debido de ver la peli unas ocho o nueve veces, sólo le he encontrado la diferencia en que la canción que bailan John y Rachel no es "Wonderful world" de Sam Cooke sino "California Dreamin'" de The Mamas and the Papas. El libro es cortísimo, se lee en un suspiro, no te deja levantar la cabeza de la lectura, te imaginas a John-Harrison perfectamente, y te vienen a la cabeza escenas de la película (cómo levantan el granero los amish, cómo cae el cereal en el silo) que te hacen más vívida la lectura.
30 de junio de 2015
Único testigo - W. Kelley & E. W. Wallace
29 de junio de 2015
Linda, como el asesinato de Linda - Leif GW Persson
Torrente trabaja en la policía sueca y se llama Bäckströms. Bebe cerveza como un cosaco, es vago, sucio, jeta, misógino, aprovechado, inútil... Una joya, vamos. No se sabe cómo ha conseguido llegar a policía, sí cómo consigue llegar a ser el jefe de la investigación del asesinato de Linda, una chica guapa y joven, en la pequeña localidad de Växjö. Pero, teniendo en cuenta que el máximo interés de Bäckströms es pegarse la vida padre, beber como un cosaco gratis, ver porno y tratar de tirarse a alguien, se puede una imaginar cómo va la investigación.
Este Torrente a la sueca decide investigar a lo grande y analizar el ADN de toda la población masculina de Växjö mientras suelta barbaridades mentales y gasta sin medida a cargo de los presupuestos generales del estado. Del procedimiento policial habitual se encarga la policía "pueblerina" de Växjö, que son bastante más normales que esta joya del nilo.
Y la verdad es que se me ha hecho pesada. Demasiados policías, demasiadas personas con el mismo nombre, demasiado deslavazado todo, demasiado cansino el Backstroms (paso de las diéresis a estas alturas) y, en fin, demasiado todo. Demasiadas páginas para tan poca chicha final.
15 de junio de 2015
Mis documentos - Alejandro Zambra
Odio los relatos cortos. Cuando le estás cogiendo el gustillo a una historia, se acaba. Y te deja con ganas de más. Pero la siguiente es distinta. Y cuando le vas cogiendo el gustillo, se acaba. Y vuelta a empezar. Y llega un momento en que te jode esta situación.
Si encima al principio andas empanada y piensas que es todo una misma historia y te parece todo deslavazado, y para cuando te das cuenta de que son distintas ya llevas tres o cuatro... En fin, que no. No me ha llenado nada. Me ha costado horrores.
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