23 de enero de 2016

El lector - Bernhard Schlink


Michael Berg tiene quince años. Un día, volviendo del colegio, enferma y es socorrido por una mujer. Semanas después, cuando Michael se recupera de su enfermedad, decide ir a la casa de esa mujer, de la qeu desconoce su nombre, a agradecerle el trato dispensado. La mujer se llama Hanna y tiene 36 años. De este incidente y la posterior visita surge entre ambos una relación sexual que tiene a Michael completamente absorbido. Hanna le ducha y le lava, hace el amor con él y luego le pide que le lea los libros que él tiene que leer para clase. 

De pronto, un día, Hanna desaparece sin dejar rastro.

Varios años después, Michael es un estudiante de Derecho. Una de las actividades del curso consiste en presenciar el juicio que se celebra contra cinco mujeres acusadas de dejar morir a varias presas de un campo de concentración. Cuando Michael se da cuenta de que una de esas mujeres es Hanna, trata de entender cómo llegó a ser una guardiana de un campo de concentración, qué la llevó a eso. Porque Bernhard es un niño de posguerra y no vivió las crueldades de las que se hablan en el libro, no tiene el lastre de la culpa y es capaz de despojar de percepciones subjetivas (al menos las del lastre que supuso a la sociedad alemana la historia nazi) y de juzgar "objetivamente" y de buscar las causas profundas de la aceptación por parte de Hanna de un empleo de ese tipo.

Hanna es condenada a cadena perpetua.

Años más tarde, Michael recibe una carta de la directora de la cárcel donde cumple condena Hanna, y este hecho le hace rememorar todo lo acontecido, su vida desde el juicio hasta el momento presente. Y hasta aquí puedo leer sin acabar de destripar el libro.

La verdad es que es interesante. La historia se cuenta desde tres momentos distintos (pubertad, juventud y adultez de Michael) y con tres tonos distintos. Leemos cómo Michael crece y progresa en su vida y en su conocimiento. Sabemos lo que piensa de la historia reciente de Alemania. Nos metemos en su piel y nos llenamos de sus dudas sobre el papel de Hanna en el campo de concentración. 

Gracias a Loleta, que me lo recomendó :-). Te quiero, amiga. Que el amigo de Bob no te despoje de tus sueños.

16 de enero de 2016

Cicatriz - Juan Gómez-Jurado


Llegó a mis manos por una lectura conjunta de unas amigas. Tras una disputada votación, quedó el primero en la lista de libros propuestos. Y me puse a ello.

Simon Sax es un cerebrito que ha creado un algoritmo de reconocimiento de imágenes que te permite hacer una foto a algo, buscarlo en internet y comprarlo. Su amigo Tom se encarga de la parte legal del asunto. Simon y Tom son como la noche y el día. El primero es un bicho asocial con fobia a las relaciones personales. El segundo, un don Juan encantador. Simon, además, arrastra una historia familiar un poco peliaguda y está al cargo de su hermano mayor, Arthur, un hombretón con síndrome de Down.

Simon y Tom se reúnen con un gurú de una gran empresa para venderle el algoritmo. La oferta económica es brutal, sobre todo teniendo en cuenta que Simon está poco menos que en la ruina. Pero las condiciones impuestas son difíciles de cumplir, a qué engañarnos, aunque se ponen a ello con empeño y empujados por el jugoso anticipo que les dan (y que tendrán que devolver si el algoritmo no cumple, en el plazo establecido, con los requisitos que les exigen).

Y es entonces cuando Simon comete el error de entrar en una página de rusas guapas y conocer a una que le hace ojitos. Irina está buenísima y se interesa rápidamente por Simon, y paga ella los billetes de ambos para conocerse y conseguir el visado de acceso de Irina a Estados Unidos. Pero hay algo oculto en ella y Tom no se fía un pelo...

En paralelo, se nos cuenta la historia de la infancia de Irina, una historia bastante dura que te deja el corazón sobrecogido.

Y después todo, todo, todo, te hace estar en tensión y con el corazón a cien por hora. Desenmarañando las historias de Simon y de Irina, apresurando la puesta de largo del algoritmo, lidiando con las dificultades y con algún que otro asesinato. No te deja ni un segundo para respirar. Cuando acabas de leer es cuando, por fin, consigues que el corazón te palpite a su velocidad habitual.

Totalmente recomendable.


9 de enero de 2016

Las manos más hermosas de Delhi - Mikael Bergstrand


Göran es un tipo cincuentón, normal y corriente, apoltronado, divorciado, acomodado en su vida fácil. No ha superado su divorcio y es un poco cansino con el tema, a pesar de que hace ya tiempo que sucedió. Para colmo de sus males, le despiden del trabajo por vago. Así que decide hundirse en su mierda y regodearse en ello. 

Pero un amigo, guía de una agencia de viajes, le propone que vaya a la India con él. Göran acepta a regañadientes y, como no puede ser menos, pasa por todos los males de cualquier viajero en la India, especialmente por una gastroenteritis que le aparta del grupo y le deja tirado en la cama de un hotelucho barato. Allí manda su amigo el guía a Yogi, un comerciante de textiles, que se hace cargo de Göran como si fuera su hermano pequeño y le introduce en la verdadera India. Para empezar, se lo lleva a su casa, donde vive con su anciana madre a todo tren. Y, un día, le lleva a hacerse la manicura y es ahí donde Göran se enamora de una mujer india, casada y de alta sociedad, Preeti.

Lo mejor de todo el libro son las parrafadas sobre los dioses hindúes que se pega Yogi a veces, los relatos de cómo es la burocracia en el país, el tráfico, la vida social. La historia de Göran sólo interesa desde que conoce a Yogi, en realidad. Porque mientras no le ha conocido, es de colleja continua. Y bueno, flota en el libro una tendencia al buen rollo y al happy flower muy guay, pero me ha costado un poco leerlo. Al principio porque no pasaba nada. Y luego porque lo que pasa tampoco es apasionante. Está bien para desengrasar entre novela negra y novela negra, por ejemplo. O si necesitas algo sin demasiada sustancia para despejar tu mente.